Siempre os hemos ofrecido nuestra visión de lo que es para nosotros el Surfcamp. Siempre hemos querido ser honestos con nuestras palabras y querer transmitir lo que vivimos y lo que vosotros vivís aquí con nosotros.
Joan Manel Aparicio Puiggròs alumno de nuestra escuela de Castelldefels asistió con su novia Anna, al pasado puente de Mayo y ha querido realizar su propia visión de lo que aquí sucedió. Son varios episodios que os dará una imagen más clara, de cómo lo pasamos en salinas.
Hoy primera entrega, Gracias Joan por tus «keynotes»
Episodio I: Despertares, llegadas, primeros contactos y musicote
6AM, suena el despertador, meca quien me mandaba a mi apuntarme al rollo este del surf, veo la cara de Anna y creo que es momento de mantenerse callado, su cara de: estamos locos o qué?! Me gana por goleada. Así que asumo la decisión tomada y saltamos de la cama
Taxi, aeropuerto, jubilados nerviosos en la cola para subir al avión (casi se amotinan con la azafata), vuelo, aterrizaje y nos encontramos a Héctor, tiene aspecto de buen paisano. Nos ponemos a esperar, faltan dos que no llegan y no llegan, y no llegan… y al final llegan (son María y Galadriel (en ese momento entendí ese nombre). Habría que preguntarles como tardaron 30 minutos en salir del avión contando que iban 10 filas detrás de nosotros pero Héctor, Anna y yo lo dejamos para otro momento… Primer misterio no resuelto.
Nos vamos para la surfhouse y encontramos a grupos de seres humanos con unas legañas de tamaño considerable que no pueden parar de reír. En ese momento me siento como si entrara en Gran Hermano 3 semanas después de empezar el concurso. Somos unos extraños que venimos a comernos el desayuno, miradas de consentimiento entre todos y parece que poco a poco empezamos a interactuar. (¿Qué lleva la leche asturiana para incitar la risa descontrolada?) Comemos la cantidad justa para no parecer raros. Sigo pensando que esta gente no para de reír. Incluso escucho varias veces lo de: Tíos, os voy a adoptar para que me alegréis el lunes por la mañana. Joder, aquí la gente tiene oficios raros, animadores matutinos…
Clase teórica y presentaciones, primeras risas en grupo y la sensación de intrusismo empieza a desaparecer. Si equipo, menos de una hora y ya nos habíais integrado. Por cierto, genial lo de presentarse en plan, no os lo toméis como un vacile pero hemos surfeado en Australia (Edu aun llora de envidia sana)
Mi primera impresión: hay un grupo alfa comandado por una chica que desprende mucho calor por la noche y es capaz de calentar Islandia. Están estudiando opciones para aprovechar su energía y así dejar de trabajar.
Silencio en la casa, hasta que Eye of the Tiger empieza a sonar a todo trapo! Vaya locura, que potencia, que energía, qué de todo. Música para romper los pocos hielos que quedaran en pie y empieza la rutina que nos acompañó el fin de semana
Nos cambiamos, que si neopreno por aquí, que si tabla por allá, el invento rojo o amarillo y a pasar frío. Tenemos dos monitores, han hecho dos grupos pero la peña va con quien le da la gana, no entiendo nada, yo he leído el papel y sé que voy con Zamora y alguno más y tengo que seguir a un tal Borja, pero aquí no hay seriedad.. Solo risas…
Pero cómo no te vas a reír cuando de repente, mientras paseas por calles de mansiones semi abandonadas te encuentras a una monja ataviada full equip. (Hay gente que la vio aparecer más de una vez… la virgen de Fátima ya está temblando)
Llegamos a la playa, no hay olas, no, nos engañemos, no las había. Venimos del Mediterráneo porque no hay olas y seguimos con mar tranquilo… pero no pasa nada, nuestros monitores son gente espabilada y tienen ideas geniales, nos ponen a correr y a calentar como si tuviéramos que disputar la maratón de Nueva York y cuando todos ya estamos con la lengua fuera, dicen, tí@s hoy es el día ideal para practicar el remo.. Let’s go t the party! En ese momento no sabía que faltaban pocos minutos para acercarme peligrosamente a un estado de fatiga mortal.
Dato: no fuimos conscientes en ese momento pero antes de remar se formaron dos grupos de personas que darían mucho juego. El grupo 1 y el 2… aunque su rivalidad no explotó hasta el siguiente episodio (tendréis que esperar a mañana)
Seguimos con el relato con un mensaje esperanzador de Borja y Edu: Tranqui chicos, que vamos a favor de la corriente para practicar (¿¿os suena lo del desagüe, no??) y luego aprovecharemos las olas para acercarnos a la orilla. WTF!!?? Empezamos todos juntos, jugamos al licrañuelo y empiezo a sentirme como Fernando Alonso, todo el mundo me avanza.
Me quedo rezagado temiendo que no lograría llegar a la orilla pero al final lo consigo a base de cerrar los ojos y remar. Creo que en esos momentos llegué a ver a un par de Sirenas con Sebastián cantando bajo del mar. Imagino que veía espejismos como si estuviera en el desierto de Nevada. Con el físico destrozado el psíquico totalmente anulado me dispongo a intentar surfear! Hoy me como el mundo, no siento ni los dedos de la mano pero hoy voy a pillar unas buenas olas.
Una vez más, la realidad es muy cruel y cómo diría una madre, ni olas ni olos, vaya, que al rato soy el primero en abandonar el agua con un hormigueo en las manos, se os nota en la mirada que estabais esperando al eslabón más débil, porque tal y como salgo aparecen cabecillas dirigiéndose a tierra firme. Tengo mucho frío pero siempre hay gente peor. Una chica (¿Ana?) tiene el dedo blanco, o amarillo, no sé… seguramente se le va a caer… yo por lo menos solo tengo frío.
Regresamos a casa, estamos todos congelados y al llegar me encuentro con una grata sorpresa, el agua de la ducha sale caliente, espera, ¿qué es esa sensación? ahora ya no es caliente, ahora es ardiente, espera, ahora es lava pura, me quema el cuerpo, me lo deja insensible pero el frío desaparece. Leo el cartelito de: sé generoso, los otros también se pueden duchar y una voz interior me dice, agua caliente, no salgas… pero al final salgo.
Me cambio y Anna y yo nos vamos a comer. Estamos desanimados, cansados y nos entran dudas de si hemos acertado con esto del surf. No tenemos claro que hacer por la tarde hasta que empezamos a comer. Yo voy recuperando la temperatura, Anna no. En la mesa de al lado hay una fiesta sorpresa y supongo que cuando llega el homenajeado nos contagian el buen rollo. Nuestro estómago se va llenando cada vez más. Pedimos cachopo, no sabemos si tendremos más oportunidades (ilusos) y cuando llegamos al postre no sabemos ni quienes somos. Volvemos a estar contentos, estamos animados, vamos a comernos el mar (o eso pensábamos)…
Mañana Capítulo 2