Seguimos con el relato, de nuestro cronista favorito, sobre lo bien que se pasa en nuestros Surfcamp. Sabemos que está teniendo mucho éxito entre todos, y que más de uno se siente «retratado» en cualquier de los personajes que aparecen en la historia. Joan es tu turno, continua con tu relato que empezó con La Otra Visión
Episodio 3: Despertares, intercambio de nocturnidades, surf, cañas y comida en el Ramiro
9.15h de la mañana, llevo mucho rato dando vueltas y decido levantarme. Antes de bajar de la litera y darle los buenos días a Anna hago un checkpoint Charlie. No me duele la cabeza, no tengo sueño y no me tatuado la cara de Borja en ninguna parte del cuerpo. Oteo en la habitación y veo a los Otros, los Otros de Barcelona, hacia 24h que no sabía de ellos y temía que la fauna autóctona los hubiera secuestrado. Siguen durmiendo. Al otro lado, están Ángel y Diego, por aquellos tiempos aun los confundía y escucho que uno ha sudado mucho, llegando a temer por su vida y terminar sus días junto al Dios ahogado. El otro se pasó la noche luchando contra arañas imaginarias que le subían por la pierna. Puede ser que estas dos historias le ocurrieran a la misma persona, pero como he dicho, aun los confundía.
Saludo a Anna y noto que llevo la sonrisa de aquellos despertares bañados por el alcohol de la noche anterior. Bajamos a desayunar con intención de arrasar, después de dos clases he descubierto que comer mucho te da energía por lo que no quiero que me pillen desprevenido. Nos encontramos con Borja y su cara me hace pensar que quizá no bebía agua la noche anterior, que raro, lo noto cansado e incluso resacoso, pero me extraña mucho. Sería una mala percepción.
Vamos comiendo y aparecen las rockstar. Llevan mala cara. Muy mala cara. No sé qué les pasó ayer pero debió ser duro… Eli, Iván, Anna y yo nos quedamos por los sofás mientras desembarcan Rober (que sigue un poco molesto por el fin de la noche anterior), Teresa, Carol y unos ojos muy hinchados, joder! Es Héctor, también conocido como la cara 4D.
Empiezan las miradas del día después, con ganas de contar pero aun manteniendo los filtros hasta que llegan Héctor y Javi y abren la caja de pandora… ¿Qué pasa Anakin, te has pasado al lado oscuro? Tío, nosotros nos fuimos porque ya sabíamos de qué iba la película, mira que te avisó Edu. Borja no tiene ni fuerzas para replicar, se ríe y piensa, por lo menos bebí agua gratis. También comentan el parecido de Edu con un perro de Agua.
Las chicas siguen con mala cara pero empiezan a hablar, que si ayer en el prao comieron muy bien, que si cuando querían servirse sidrina siempre venia gente a ayudar porque no se me daba bien… que si pedimos unos chupitos y nos lo sirvieron en cacerolas tamaño olla exprés y en lugar de decir no gracias nos lo bebimos (otras que vinieron a jugar) que si la orquestra era la ostia porque se cambiaban más que Madonna, que si no ligamos porque había mucho niño… Por cierto, me quedé con las ganas de decirles la palabra cacahuete cada 5 minutos. No sé muy bien que pasó, pero no me extrañaría que más de una hubiera tenido empacho la noche anterior.
Por favor, ¿alguien tiene un IBUPROFENO? Se iba escuchando de fondo. Sin ánimo de criticar, eso para mí es dopaje. Minipunto negativo a los que necesitaron substancias adicionales para poder afrontar la jornada de surf. Ya no os cuento a los que se ponían cremas para calentar el cuerpo y no pasar frío… 😛
Primeras risas matutinas, unos cuantos: “en serio yo os llevo a mi casa” de Mer y empezamos la rutina del surfer. Esta vez, ya no tenía nada seco por lo que la dureza del proceso era máxima. Bañador, neopreno, escarpines, invento, tabla, quejas de frio de todo el mundo y en general baterías bastante bajas.
Asoma el Sol y Ángel aparece con triple capa de crema, si el día anterior con lluvia se había untado la cara cómo si no hubiera mañana ya os podéis imaginar cómo iba el domingo por la mañana. Nace Acrílico. Sole es la que lo bautiza gritándolo varias veces para que nos cale a todos. Bienvenido Acrílico (patrocinado por ISDIN)
Llegamos a la playa y empezamos el calentamiento, el rollete de los UNOS y DOSES nos va reanimando y poco a poco vamos cogiendo el tono.
Héctor sigue haciendo muchas fotos y Héctor lo acompaña con un look de dealer del Bronx, creo que era el que llevaba los ibuprofenos. Entramos en el agua y el efecto frío nos quita la tontería que llevábamos encima. Edu y Borja se dejan la piel, nos animan, corrigen, aplauden cuando fracasamos y se vuelven locos cuando triunfamos. Bueno, más bien cuando triunfan los demás porque yo sigo intentándolo pero nada. Por lo menos los brazos no me duelen y voy cogiendo la cadencia de la remada.
Lo más destacable fue Carol, que la primera ola que cogió no pudo conformarse en ponerse de pie si no que se amarró a la ola y se hizo una diagonal que ni Kelly Slater en su mejor época. Grande Carol! Ella se lo agradece a la tabla, pero el mérito fue suyo.
Continuamos dándole duro hasta que los primeros decidimos abandonar, entre ellos el pionero de la salida del agua, yo.
Vuelta a casa, duchita y parece que el cielo quiere abrirse de verdad. Algunos rezagados deciden improvisar una clase de Yoga en el jardín impartida por Rasiel, el comandante cubano-panameño. Tengo un momento de lucidez y les enchufo algo que en Spotify se etiqueta como música para Yoga. Parece que no les molesta, se relajan y finalizan una ronda de saludo al Sol y lo que viene después.
El grupo se adecenta y parece que ha percibido que fue un pequeño error no finalizar la noche anterior en equipo por lo que se decide hacer una caña de aperitivillo en el Ramiro. Siguen las risas y los lazos van fortaleciéndose, me mantengo en un perfil bajo, creo que he saturado mucho y tengo que reservarme para cuando los ánimos decaigan.
Carol, usando su posición de “surfer star of the day”, empieza a cambiar la cara, le ha llegado el hambre y no puede controlar su cuerpo. Anna está igual pero lo disimula mejor. Carol no aguanta más y lo comunica en voz alta y eso acelera la operación comida. (Realmente lo que pasó es que sus compis hablaban de comer en el otro extremo de la mesa y ella quería participar en la conversación pero no le hacían caso incrementando exponencialmente su hambre)
Unos se van y otros nos quedamos en el Ramiro. Para ser novedosos, Anna y yo seguimos con la dieta del Cachopo y ponemos un 3 en el marcador de las comidas. Siguen las risas hasta que Rober se queda en estado catatónico. Tienen un nombre para describirlo pero no lo recuerdo, habrá que preguntarles. La cuestión es que Rober se queda semi inconsciente después de comer porque toda la sangre de su cuerpo se concentra en hacer la digestión. Se lo llevan a casa para que haga un poco lo siesta mientras algunos acabamos de comer.
Se acercan peligrosamente las 16h y Héctor y Anna deciden que esa tarde no habrá surf para ellos, prefieren descansar y aprovechar el solecito que parece que empieza a asomar. Y mientras la mayoría sestea, algunos volvíamos a casa sin saber lo que nos esperaba esa tarde.